lunes, 28 de marzo de 2011

El Capítulo Faltante

Introducción
En 1942 C. S. Lewis escribió: “Cartas del Diablo a su sobrino”, un libro genial, de muy recomendable lectura, que con un humor perspicaz  aborda situaciones humanas en relación con la debilidad y la tentación, con gran profundidad y realismo. Si Lewis hubiera escrito el libro hoy, quizás podría haberle agregado este capítulo:

La Tecnología puede ayudarnos
“Sobrino:
De tu última carta, me hago la idea que algún progreso estás teniendo. Te envío estas líneas para recordarte algo de lo que no hemos hablado y que puede ser una gran herramienta para nuestros fines: la tecnología.
Como ya te expliqué, no hemos logrado que el mal esté en las cosas, pero si podemos intentar que los humanos usen las cosas mal, para arrancarlos de las garras de “el Enemigo de allá Arriba”. Y para esto, es ideal la obsesión que ellos ya tienen con las cuestiones tecnológicas. ¡Aprovechémosla!
Te pongo algunos ejemplos que a otros demonios de tu misma posición le vienen dando excelentes resultados.
1) Inducilo a estar pendiente de los avances tecnológicos. Estos se dan permanentemente, y tienen un intensivo marketing, por lo que con sólo sugerirle a tu “paciente” que esté atento a las novedades, (carteles, revistas, publicidades), empezará a sentir que ese avance maravilloso tiene un ritmo vertiginoso y que esto es en detrimento suyo, porque no puede estar a la altura. Sugerile que su celular está anticuado, que han salido docenas de modelos desde que él lo compró el año pasado, que necesita uno nuevo. Distraelo con noticias permanentes de las ventajas de los celulares nuevos, que sufra su desactualización. Planteá las cosas de manera de hacerle sentir incompleto, impotente, infeliz, por no tener lo mejor, por resultarle inalcanzable, por ser menos que los que si lo tienen. Lograrás así que esté ocupando su cabeza en creer que su felicidad estará en la palma de su mano sólo cuando tenga el último modelo, con todas las funciones que la Madre Tecnología ofrece, al tiempo que estará perdiendo la oportunidad de encontrar esta felicidad que busca caminando en el seno de su Madre Iglesia. Insistí en presentar las cosas como una falla personal, un déficit en su valor como persona, una razón para la tristeza, un motivo de gran frustración, de gran envidia o incluso de un cierto rencor hacia la vida, hacia los demás o hacia su creador. Esto último sería lo ideal.
2) Lo bueno es que, una vez logrado esto con el celular, podés continuar con la notebook, el MP3, el iPod, el plasma, el Blue Ray, el auto, el equipo de audio, etc., etc. ¡Un universo inacabable de opciones que lo marearán de por vida! Las posibilidades son infinitas, ya lo vas a ver.
Yo sé que venís trabajando muy bien el materialismo de tu “paciente”, pero ahora enfócate en los detalles tecnológicos, porque el hombre cada día está más atento a esto, que se está convirtiendo en su “dios”, más que a “el Enemigo de Arriba”, para fortuna nuestra.
3) Hacele sentir que esto es tan importante, que sólo podrá tener tiempo para rezar o leer algo edficante, después de haberse ocupado de estas cosas. Estamos teniendo mucho éxito en este terreno. Fijate que en el transporte público, por ejemplo, vamos logrando que la gente ya no lea, ni converse, (y mucho menos, que rece), sino que mira sus celulares, jugando a jueguitos idiotizantes o navegando por Internet mirando fotos o videos intrascendentes de cosas que lo distraen más y más. Y si tenemos suerte, le darán malas ideas, o incluso podemos proponerle que mire pornografía o alguna otra influencia que nos resulte interesante.
4) Y acá te dejo la perlita del día. Primero tenés que lograr que siempre esté pendiente de su celular. Que se sienta desnudo sin él, incompleto, menos valioso. Que lo lleve a todas partes, y muy especialmente a Misa. Y ahí viene lo interesante: cuando está entrando a la iglesia, o cuando está por empezar la misa, si se cruza con el cartel o el aviso que alguien da de apagar los celulares, distraélo justo en ese momento. Este detalle es muy importante. Porque ahora comenzarás con un trabajo de equipo. Tenés que ponerte de acuerdo con algún colega que “atienda” a algún amigo de tu “paciente”, para que en el momento indicado, le sugiera llamarlo, por cualquier motivo trivial. ¡Y ese momento será durante la consagración, por supuesto! ¡Arruinemos esta fiesta del “Enemigo” en el minuto clave! Para esto el “timming” es fundamental. Cuando el sacerdote está elevando el pan o el vino, ¡en ese preciso momento! Así, en el instante que ellos consideran más solemne, ¡qué suene a todo volume “La Lambada” (o una cumbia, un rap o cualquier otra música chocante y molesta) y la solemnidad se evapore! ¡Y, sobre todo, que nadie pueda percibir lo que está pasando en el altar!
La medida de tu éxito se va a medir en cuánta gente se da vuelta para mirar enojado al dueño del celular y deja de mirar la hostia. ¡Cuánto más cabezas giren mejor! Ya sea con comentarios, sonrisas o ceños fruncidos, da igual. El objetivo (como suele serlo casi siempre), es la distracción, robándole almas al “Enemigo” con sutileza y engaño, sin violencia manifiesta y sin exponerse.
Lo mejor será que te pongas de acuerdo con colegas cercanos, que están trabajando con “pacientes” de la misma parroquia. Así, en una misma misa, podrán sonar al menos tres o cuatro celulares. No sólo se arruinará su ceremonia, sino que alguno puede salir sintiéndose incómodo o avergonzado, otros molestos con los dueños de los celulares, o incluso el cura irritado. Esto sería fantástico: ¡que se reúnan por su Señor y salgan peor! Eso es lo que yo llamo un gran éxito.
Espero que aproveches estos consejos.
Escrutopo.”

lunes, 21 de marzo de 2011

Taller de Liturgia de las Horas

Queridos amigos:

Quien quiera aprovechar esta Cuaresma para profundizar en oración, acá tiene una buena oportunidad:
se va a hacer la segunda edición del Taller de Liturgia de las Horas, en el que intentaremos seguir promoviendo y haciendo gustar esta rica forma de oración.
Tanto el ya iniciado, como el que quiera oír sobre esto por primera vez, están todos invitados.
Son 3 miércoles a la noche, (20 hs.).
La entrada es libre y gratuita.


Los esperamos

El Equipo organizador.