NAVIDAD: LUCAS CAP II
- Se acerca la Navidad: y la necesidad de prepararla interiormente, para aprovechar este tiempo "fuerte" del año Litúrgico.-
- Hablemos de la grandeza de "lo pequeño" en nuestras vidas; de poner a Dios en las cosas de nuestro trabajo, de nuestra vida de familia. Del grano de mostaza... En la Navidad, se vuelven a encontrar lo pequeño y lo grande.-
- En un pueblito perdido en Palestina, -Belén-, una chica de 16 años tiene un hijo. No parece un acontecimiento muy importante, y sin embargo, esa es la bisagra de la historia.-
- Dios, que es infinitamente grande y poderoso, se hace pequeño. Necesita de nosotros, de la bondad de José, de la ternura de la Virgen, de nuestra compañía.-
- "No había lugar para ellos en la posada". ¿Hay lugar en la posada de nuestro corazón, para Jesús? ¿Hay lugar para él en nuestra vida? Es una buena pregunta que tenemos que contestarnos con sinceridad.-
- Quiénes reciben primero la noticia? Los pastores. A ellos se les aparecen los ángeles, les anuncian que ha nacido el Redentor.-
- Si nosotros hubiéramos tenido que programar la redención, hubiéramos resuelto que los ángeles se aparecieran a los escribas, a los doctores de la ley.-
- Pero no: Dios se entiende con los pastores. "Te doy gracias, Padre, porque ocultaste estas cosas a los soberbios, y las revelaste a los humildes", dice Jesús.-
- Nosotros, con nuestra soberbia a cuestas, tan centrados en nosotros mismos, tan pendientes de lo que nos pasa, somos muchas veces ineptos para recibir a Dios. Estamos tan llenos de nosotros, que apenas le dejamos espacio a Dios.-
- Tenemos que luchar por ser humildes, por ser como niños, por ser como pastores, por dejar actuar a Dios en nosotros.-
- Hay que pedírselo a Dios, frente a la cátedra del Pesebre. Hay que meternos "escenográficamente" en el Pesebre. Aprender de José, que no entiende, pero que confía en Dios y en María. Aprender de la Virgen, que le dice que "Si" a Dios, que descansa en la voluntad de Dios, que conserva todos estas cosas en su corazón, y las medita.-
- Aprender del buey, o del burro, que son capaces de darle a Jesús un poco de calor, y un poco de compañía. Aprender de los pastores, que en seguida se ponen en marcha para ver las maravillas que los ángeles les habían anunciado.-
- Prepararnos para Navidad. Que la cosa no acabe en el arbolito, los regalos, y la comida familiar. Que todo eso, que está muy bien, sea el reflejo de una alegría profunda, interior: la alegría de encontrarnos con Jesús, que quiere encontrarse con nosotros.- Gabriel Mazzinghi
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