martes, 23 de junio de 2009

NUESTROS HIJOS NOS NECESITAN CERCA

“La vida parece un remolino” decimos muchas veces...
y lo confirmamos con nuestras apretadas agendas,
con obligaciones y con cosas sueltas...
y los chicos quedan muy seguido lejos nuestro...
Después de todo, “nos absorben mucho”...
y necesitamos “ese merecido descanso”...
El problema no es tomarse el descanso,
ni cumplir con nuestros programas,
sino que muchas veces, casi siempre,
tenemos cosas muy loables para hacer,
mientras nos olvidamos del tiempo
en que los chicos nos necesitan...
Puede ser algún compañero de clase que lo tome de punto...
O incluso la maestra que lo tenga entre ojos,
Que tengan fiaca para estudiar... que estén cansados...
Alguna macana, que a modo de confesión necesiten contarnos...
Mostrarnos algún dibujo que hicieron pensando en nosotros,
Y que nos regalan como única ofrenda que tienen a su alcance...
Quizás necesiten simplemente muchas caricias o muchos besos...
Que les escuchemos cómo les fue en ese partido que jugaron,
que nos describan en detalle como hicieron un gol, como salvaron otro,
como armaron la jugada, o que fueron el último en ser elegido para el equipo,
o que quedaron afuera, y no jugaron...
o que es la tercera vez que no juega, y no se anima a reclamar...
Quizás se pelearon con alguien o se lastimaron, y les dolió mucho
o hasta les dio mucho miedo...
Si estuviéramos más cerca de ellos, que para eso estamos,
podríamos mirarlos, escucharlos,
podríamos ayudarlos, podríamos desatascarlos de esa pequeña piedra
que por nuestra ausencia se convierte en una montaña...
Podríamos abrazarlos y besarlos, y alentarlos, y hacerlos ser,
sentirse valiosos... sentirse queridos...aceptados...
Pero cuando llegamos a casa, y los más chicos vienen corriendo,
con una alegría inigualable saltan, nos chocan y nos abrazan,
los recibimos, los apretamos, los besamos,
Y enseguida nos sentamos frente al diario, a la televisión, o nos trenzamos
a discutir, o a quejarnos de lo mal que anda la casa, la política o la economía...
Ya los más grandes aprendieron que tanto derroche de cariño para con sus padres
puede caer en saco roto, y hasta parecerles ridículo...
En la televisión nos metemos a fondo en la vida de otros,
personajes al azar...cualquiera menos nuestros hijos...
Ellos, “desde afuera” nos miran, aunque sea de reojo,
y no se animan a interrumpir...
¡Cuánto darían porque los miráramos o escucháramos con tanta atención!
Más rápido que una flecha pasa la infancia, la pubertad, la adolescencia,
que quiere decir “lo que falta”, en un mundo regido por adultos...
Casi sin creerlo nos encontramos con hijos tan o mas altos que nosotros,
crecidos para siempre....
Y miramos para atrás, y vemos que hemos desperdiciado toneladas de ternura,
de presencia, de apoyo, de “estar”, estar cerca de ellos...
Podemos revertir esto, empezando hoy,
No dejando jamás un hijo en la puerta con la cara triste...
Arreglando, con todo el esfuerzo que tome, para salir con ellos,
a donde sea, aunque sea a hacer las compras con ellos,
Es una oportunidad de hablar, con uno por vez,
De lo bueno, de lo malo, de cómo son las cosas,
Hasta donde nosotros las entendemos...
Que tengamos la valentía de recostarnos junto a ellos en la cama o en el pasto,
boca arriba, y pedirles que nos pregunten lo que mas nos quieren preguntar
y contestarles lo mejor que podamos...
Y les preguntemos lo que mas nos gustaría saber de sus vidas,
y que nos contesten lo mejor que puedan, porque saben que pueden confiar...
Que podamos contarles a ellos nuestras cosas...
nuestros dolores, nuestras alegrías...
nuestros fracasos, nuestros encuentros...
Que con igual cariño, sin violencia, los retemos, aunque sea severamente,
cuando se equivoquen o cuando nos mientan, aunque no entiendan,
Si es con cariño, más tarde o más temprano lo entenderán...
No digamos que las cosas de nuestros hijos “son etapas...que pasan”,
Son lo más importante de cada uno de sus tiernos días,
que quedarán en sus mentes como en el cemento fresco...
Ellos necesitan que seamos sus mejores amigos, sin lugar a dudas,
Para eso somos padres y madres... para estar cerca...
Saludos
Alfonso Ruiz-Guiñazú

1 comentario:

Rodrigo Fernandez Madero dijo...

Gracias, Alfonso, por tu clarísima reflexión.
Que nos sirva para ser cada día mejores padres.
Abrazo
Rodrigo Fernandez Madero
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