miércoles, 8 de julio de 2009

PANDEMIA ESPIRITUAL



En estos días hablamos mucho del contagio. Yo propongo en estas líneas algo que no saldrá en los diarios, pero que sin dudas es una forma de contagio benéfico.
Contagiarse el Espíritu Santo no produce dolor de cabeza, sino que por el contrario despeja la mente. No causa angustia sino enorme paz en el corazón.-
No produce dolor de cuerpo, sino una linda sensación de calor interior que alienta al dinamismo.
No se recomienda aislamiento, sino salir a los cruces de los caminos para invitar más y más gente a que se contagie de Dios.-
Tengo la sensación de que si cada uno empieza por su cuenta, podríamos contagiarnos todos. Una pandemia espiritual que cambiaría las cosas empezando por nuestras familias y por extensión en toda la sociedad.
En vez de ocultarnos recelosos detrás de nuestros barbijos... arrancarlo de un tirón y salir del mutismo vergonzante.
No tener miedo de hablar de Dios en los ambientes en los que nos movemos. Contarle a la gente lo que significa para nosotros el don de la fe. La alegría de haber sido salvados. La tranquilidad de saber que podemos contar con El siempre, pase lo que pase.-

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno que bueno sería que hici´eramos todos un esfuerzo-

LM