miércoles, 2 de junio de 2010

FIESTA DE CORPUS

El fin de semana que viene celebramos la solemnidad del "Corpus", cuyo título litúrgico es "Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo”.

La fiesta del Corpus es casi una invitación a recordar un “hecho” ya celebrado en la liturgia del Jueves Santo, la institución bendita de la Eucaristía, cumplida por Nuestro Señor Jesucristo en la última tarde de su vida temporal, como anticipo y memorial perpetuo de su muerte redentora en la Cruz.
Este “hecho”, que trasciende lo histórico, nos mueve a reflexionar desde la fe, sobre el significado que encierra este don, que bajo el signo de pan, Jesús, siempre presente, ha puesto en manos de la Iglesia y de toda la humanidad.
Esta Iglesia como pueblo peregrinante de la Nueva Alianza, al mirar y contemplar el pan se pregunta espontáneamente ¿Qué es esto?, oportunidad en que Moisés respondió a los Israelitas "Este es el pan que Yahveh os da por alimento (Ex 16, 15). Esta Iglesia que “pide que la fe preste a los ojos la visión con que mirar” (Tantum Ergo), y que, apoyada en la Palabra de Dios comprende que en el Sacramento por Jesús instituido, permanece Él, no como un simple recuerdo o un simple símbolo, sino como una maravillosa y misteriosa presencia de su humanidad Resucitada (cf 1Cor 11,23; Jn 6,54).
En el pan eucarístico Jesús se presenta como el Maestro y el Esposo que no ha abandonado a su Iglesia: “Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). En ese pan y bajo el velo de ese signo, Él se oculta y se ofrece, la acompaña y la nutre, renace y la hace vivir (Jn, 6, 55. 58), la llama al recuerdo (Lc 22, 19), a la meditación, a la oración y al testimonio (Mt 11, 28; Jn 12, 3 y 1Jn 1,1).
Para comprender la Eucaristía es necesario un fuerte, preciso y abandonado acto de Fe. En ella se compendian las grandes verdades de la Encarnación y la Redención, por la cual Dios en Cristo se nos ha comunicado.

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