lunes, 25 de abril de 2011

Volver a la propia historia

En la Misa Crismal, el Jueves Santo por la mañana, el Obispo Coadjutor Ojea dijo:

"Jesús vuelve a su pueblo en el que se había criado luego de un tiempo de ausencia en el cual ha recibido el Bautismo.
      El Espíritu Santo ha descendido sobre Él, el Padre le ha confirmado su Amor de predilección y luego de llevarlo al desierto para experimentar la tentación, realiza sus primeros signos mesiánicos alrededor de Cafarnaúm y su fama se va extendiendo.
      Volver al pueblo de origen es volver a la propia historia.
 El hombre adulto madura y se siente plenamente sí mismo cuando se reencuentra con lo más genuino que  tuvo de niño. En el caso de Jesús, Él quiere ponerse en contacto con su vocación  singular marcada por la Voluntad del Padre que ha  ido creciendo en Él, al calor de María y de José, y en el ambiente social que lo rodeaba."
    Repito la siguiente oración que dijo Monseñor: "El hombre adulto madura y se siente plenamente sí mismo cuando se reencuentra con lo más genuino que  tuvo de niño".
    Parte de la crisis será entonces, un cortar con este vínculo fundamental por el cual uno está integrado al propio pasado; reconciliado. La culminación de la crisis será terminar haciendo y siendo lo que no le es propio.
Entonces la resolución de la crisis estará, en parte, en la conexión con ese niño que uno fue/es.
No se trata de volver a la inmadurez -o darse permiso para reavivarla- sino, reconocerse en pequeñas maneras de vida, rituales, actividades que lo marcaron a uno positivamente; y mientras no se vuelve, en cierta forma a ello, hay una parte de uno que siente que tiene vitalidad para dar, pero no es escuchada o está reseca.
    Hace unos pocos días regalaron a mi sobrino mayor una caja de Meccano (en realidad, imitación de escasa calidad, pero hecho con muy buena voluntad) y nos pusimos a jugar. Fue tener en las manos un objeto que me hizo volver 30 años atrás. Traté de no imponerle mis recuerdos respectos a las formas que se podrían lograr y conformarme con lo que él había logrado. Cuando se fue y me dejó adelante de las piezas, tuerquitas, tornillos, chapitas perforadas de distintos tamaños y colores, tuve una sensación rara: fue como un volver a estar con una parte mía con la que no suelo conversar. Me hizo gracia y me agradó.
    No me voy a comprar un mecano ni retomaré los estudios técnicos. Pero esa es y fue una parte mía, que me hace bien experimentar que está, que no es bueno negarla, y qué bien hace contactarse con ella.
Además de una paz, surgió una satisfacción, que juzgué buena.
    Insisto: no me compraré un mecano, sino que sé que allí, con mis sobrinos, jugó una parte mía que estaba relegada en el pasado.
    Junto a esto, una conciencia mayor de saber que si bien me divertí con eso, ya no soy eso. No podría volver; elijo no volver. Pero en el hilo histórico de mi vida eso está. Volver sería involucionar; pero conectarme con eso, es gozar de lo que fui y elijo que esté ahora de un modo nuevo en mi vida adulta.

JMG

1 comentario:

Héctor dijo...

"Dios escribe derecho con letras torcidas" dice un refrán popular. ¿Qué rol juegan las diferentes cosas que uno vivió a lo largo de la vida en aquella persona que uno es hoy? No es fácil la respuesta, y quizás no sea siempre necesario, o incluso posible, encontrarla.
Por otro lado, me hizo pensar en la importancia y el cuidado que hay que tener con la religiosidad infantil, ese tesoro frágil y genuino, puro fruto del Espíritu Santo, que siempre hay que regar y proteger, cuidando que no sea pisoteado.
Me hace gracia el recuerdo, porque yo tenía "Taller de Meccano", como actividad extracurricular en el colegio, y me quedaba casi 3 hs. los martes, después de clases, con una veintena de fanáticos y un profesor (ingeniero, por supuesto) que nos enseñaba. Lo disfruté enormemente.
Creo que "construye" más a un chico pasarse horas esforzándose para armar un avión enorme con hélice y ruedas y todos los detalles, que pasarse ese mismo tiempo matando terroristas en el "Counter Strike" o chateando.
Es una pena que prácticamente haya desaparecido. Hace tiempo que tampoco yo conversaba con esa parte mía... ¡y ahora por tu culpa me puse nostálgico!, ja, ja.