martes, 26 de abril de 2011

RECUERDOS DE TIBERIADES

Orilla del Lago de Tiberíades (Tercera aparición que narra San Juan)

Dice Pedro: "Voy a pescar". Los demás lo siguen.-
Pedro está inquieto. Algunos cínicos dirán: "tiene cola de paja y quiere mostrarse activo". Otros -mejor intencionados- pensarán: "Tiene conciencia de pescador", lo que se lee como: celo apostólico, ganas de acercar a los demás a Cristo, sed de almas.-
Más allá de esto: Pescar con Pedro es pescar en la Iglesia, es pescar para Cristo. Por eso los demás lo siguen.-
En rigor, es Cristo quien pesca. Nosotros somos un hilo que une al pescador con su presa. Somos meros instrumentos.
Uno tiene la sensación de que la Iglesia crece "a pesar" nuestro, a pesar de nuestro pobre testimonio, de nuestra mediocridad. Más que una sensación... es así nomás... Nada de sorprendernos entonces ¡!!
¿Porqué Dios, a pesar de esto, quiere contar con nosotros, valerse de nosotros para pescar?.-
Es evidente que sus criterios de selección son muy distintos a los nuestros.
Imagínense… elegir como Papa de su Iglesia recién fundada, al tipo que peor vivió la Semana Santa. A quien lo negó tres veces frente a la poco sutil requisitoria de una pobre mujer: “No conozco a ese hombre”… "Que tupé" diría mi abuela...
Ojo ¿y nosotros –sin correr riesgo de ser crucificados o comidos por los leones- no lo negamos también infinidad de veces? ¿No somos acaso cristianos vergonzantes a la defensiva?.-
¿ O somos luz, y sal, para los demás, que atraemos a las almas por nuestra forma de vida, por nuestra caridad, por nuestra alegría ?.
Paso? Paso. O que cada uno se conteste interiomente estas preguntas.
Volvamos al texto:
San Juan, el discípulo amado, al ver la pesca milagrosa, es el primero en reconocer al Señor. Imaginemos la alegría que habrá experimentado. ¿Nos ha pasado a nosotros también? ¿Y no ardió nuestro corazón?
San Pedro, el impulsivo, se tira al agua. Es toda una figura esta de tirarse al agua. Sobre todo para quienes medimos tanto las consecuencias… Me conviene? No me conviene? No estará muy fría?
Jesús los espera con un buen desayuno. ¿Desayuno de trabajo? Puede que sí, porque se van a delinear cosas muy importantes en este breve encuentro.-
Pedro se hará cargo del barco, que es símbolo de la Iglesia. Cuentan 153 peces grandes, y la red no se rompe. Y no se romperá jamás porque se ensancha.
Jesús distribuye el pan y el pescado en medio de la bruma del amanecer. Me hace acordar al lago Stefen en el sur, una mañana de camping, que recordaré para siempre. La bruma del amanecer hace que nos frotemos los ojos para ver mejor. ¿Hay bruma, o estoy perdiendo de vista las cosas?.-
San Pedro recordará por siempre la primera pesca con la que Jesús lo conquistó. ¿Que recuerdos tenemos nosotros de algún encuentro con el Señor?
Jesús dialoga con Pedro, y por tres veces le pregunta si realmente lo ama. Habían sido tres las negaciones de la Pasión y son tres las respuestas afirmativas de Pedro.
Jesús está por partir al Cielo y quiere confirmar a Pedro como Jefe de su Iglesia. Pone en sus manos, en sus torpes manos de pescador, una tarea inmensa, desproporcionada, y solo le pide una cosa. Que lo ame. A nosotros no nos pide otra cosa.-
A la vez, Cristo, le predice las dificultades con que Pedro habría de tropezar y que lo llevarían a la Cruz.-
Pero Pedro, que había temido la Cruz -la de Cristo y la suya propia-ya no va a tener más miedo.
Los hechos de los apóstoles, escritos a continuación del Evangelio de San Juan que termina con este pasaje, van a ser la demostración del entusiasmo, de la audacia, de la eficacia de San Pedro al frente de la Iglesia.
¿Que nos depara a nosotros este 2011, después de la Resurrección?.
Animo. No temas. En unos días más nos llegará renovado el Espíritu Santo. Mientras tanto, podemos seguir usando el modelo del 2010 que está muy bueno.-
EMM

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