sábado, 3 de abril de 2010

Carta al Padre

"Querido Padre, Dios y Señor mío:

Ayer viernes he visto matar a tu Hijo amado.

Es más, he sido uno de los que lo ha matado.

Permitime explicarte: en realidad yo no hice nada. Yo miraba de lejos. Por eso digo que fui uno de los que lo mató, justamente porque no hice nada.

Te aseguro que lo que menos quería yo que pasara era que Él muriese. No lo conocía directamente, pero lo admiraba, porque todo lo que había oído hablar de él era bueno. Me hubiese gustado saber qué hacer para evitar su muerte, pero no supe qué hacer, porque tenía mucho miedo.

Miré todo desde lejos, para que no creyeran que era uno de sus discípulos. Incluso oí cuando te llamó a los gritos, pero tampoco supe qué hacer. Yo estaba asustado y avergonzado, pero me sentí perdonado por Él, cuando le oí pedirte: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

¿Me podrás perdonar, Padre? Casi ni me animo a preguntártelo.

Quedé perplejo y confundido cuando murió. Me consta que está muerto porque ví cómo le atravesaron el cuerpo con una lanza y no reaccionó. Salió agua, mucha agua, y sangre que salpicó a los más cercanos a Él, pero se los veía emocionados y consolados, casi alegres en su dolor. Pero yo no estaba ahí, sino mirando todo de lejos, como te conté, y me lo perdí. Por eso ahora quiero estar junto a esos más cercanos.

Pero te repito, yo no lo crucifiqué, pero realmente me siento como uno de los que lo hizo, porque cuando lo ví pasar con su cruz, no hice nada.

Perdón, Padre. Perdón. No quería matarlo, te lo prometo.

Espero que aceptes mi pedido de perdón, aunque mi conducta es imperdonable. Yo mismo no lo perdonaría jamás, pero vos, (¡por suerte!), no sos como yo: sos misericordioso de verdad.

Si me perdonás, (y si cuento con tu ayuda), te prometo intentar amar a mis hermanos como Él nos amó.

Arrodillado, con lágrimas en los ojos y ceniza en mi cabeza, espero ansioso tu respuesta.

Te quiere, tu siervo que también quiere ser hijo tuyo.

Yo."

No hay comentarios: