lunes, 7 de junio de 2010

Sobre nuestras seguridades... Y LA COLECTA DE CARITAS

Los otros días me llegó la pésima noticia de que a un amigo muy querido, que estaba en perfectas condiciones y que era además el tipo más saludable y deportista del planeta, le habían descubierto de la noche a la mañana un tumor en la cabeza, contra el que está luchando en condiciones muy desiguales.-
Estuve y estoy rezando estos días por él, para que reciba fortaleza. Y también pensando en el valor de mi vida.-
Llegué a la conclusión de que muchas de las cosas que creemos que nos dan tranquilidad, son en el fondo meros recursos para engañarnos y seguir en la nuestra de cada día…
Cerramos el auto o la puerta de casa con llave, cuando bien sabemos que un chorro no demasiado experto, puede tomarse solo unos pocos segundos para abrirla. Y nos vamos a dormir tranquilos?
Los únicos cerrojos que no pueden ser abiertos, si nosotros no queremos, son los de nuestro corazón. Y no es que Jesús sea un inexperto. Por el contrario, el sabe cómo hacer y qué hacer con nuestras preocupaciones. Pero como tampoco es un ladrón, respeta nuestra libertad, hasta el punto de dejarnos vivir la vida que no nos conviene para nada.-
El, no viene a robarnos tranquilidad, sino a dárnosla. Y aunque su regalo sea la paz verdadera -esa que brota de sentirnos sus hijos predilectos- nosotros nos resistimos a recibirlo.-
Preferimos muchas veces la seguridad que nos dan las cosas materiales, aún cuando el poseer más bienes, nos genere casi de inmediato la intranquilidad de saber que los podremos perder.-
Se acerca la colecta de Caritas. Buena oportunidad para ponernos el termómetro y ver por donde pasan nuestras reales prioridades.-
Vivimos en un país donde por desgracia lo que sobran son carenciados. Tratemos de ser lo más generosos que podamos, sabiendo que lo verdaderamente inteligente es acumular riquezas en el cielo…
Me recuerdo un cuento cortito que contaba el Padre Emilio Bonell. Decía que una Sra. del pueblo -al parecer adinerada- se había muerto. Y una de las amigas chismosas le preguntó al cura. ¿“Padre..., habrá dejado mucho?”. La respuesta fue lacónica: “Sí. Todo”.-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que enorme cura era el Padre Emilio. Chiquito de tamaño pero con un corazón gigante...

P.Georgie dijo...

me encantó el cuento final. Y dice con humor lo que nos hace bien escuchar una y otra vez: el único saco que nos llevaremos será el saco de madera.

Gracias por la anécdota y pidamos al Señor más fe que se transforme en generosidad.

P.Georgie

Anónimo dijo...

Había escuchado que el año pasado la Diócesis que menos había aportado en la colecta + x - había sido la de San Isidro, o la que menos había crecido con respecto al año anterior, era así?
La pregunta es cómo fue este año, hubieron más aportes?