domingo, 21 de febrero de 2010

La Tentación

La lectura de hoy nos trae el tema de la tentación. Jesús es conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado.

"Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno". (Lucas 4, 13)

¿Qué momento puede ser oportuno para tentar a Jesús? No parece que el demonio haya encontrado alguna oportunidad que le haya traído algún éxito en este cometido.
Pero muy distinta es la cosa con nosotros: desde que adquirimos uso de razón y juicio moral, y hasta el último instante de la vida, estamos sometidos a la tentación tanto como a la fuerza de la gravedad. ¡Y cuántas veces nos habremos caído!
Como escaladores imprudentes, muchas veces nos confiamos, olvidándonos que ni la fuerza de gravedad ni la tentación, se distraen, ni se toman un descanso, por lo cual nuestras distracciones y descuidos en ambos planos, suelen traer tristes consecuencias.

El P. Georgie, citando un libro del Card. Martini, comentaba que éste recomendaba prestar atención a los puntos de arraigo, como lo hacen los escaladores. E incluso recomendaba tener siempre al menos tres de aquellos.

Sabiendo que la fuerza de gravedad de la tentación nos tira constantemente para abajo, ¿a qué nos aferramos para no caernos? ¿Cuáles son nuestros "pitones espirituales" clavados en la roca de Dios, a los cuales enganchamos nuestras cuerdas salvadoras?
Ojalá podamos aprovechar esta Cuaresma para revisar nuestro "equipo de ascensión espiritual".

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