martes, 11 de agosto de 2009

RECORRIDO LITURGICO

Se me ocurrió publicar una descripción sencilla, de cómo puede aprovecharse el tiempo para orar. Esto que hablamos muchas veces durante el retiro: "cómo vivir el segundo tiempo?". Cómo encontrar la ocasión para estar pegados a El, aunque no podamos todos los días entrar en una Iglesia?.-
El texto y la ilustración son de Opi Mazzinghi (publicado en opimazz@blogspot.com) en la etiqueta de textos dedicados a la Fe.- Aclaro que mi hermano vive en el centro, y toma el colectivo 102 en Paraná y Córdoba, hasta Palermo (Museo Renault) donde trabaja. O creo trabajaba, porque mudó el estudio a otra zona menos bacana.- Espero que le quede igualmente lejos, así puede seguir rezando...

"El colectivo nunca tarda más que unos pocos minutos. Hay que aguzar la vista para verlo llegar en el horizonte, por detrás del tráfico intenso de la avenida. Últimamente, algunos llevan coloridos números luminosos, que se divisan ya desde Corrientes. Confieso que me subyuga su puntillosa belleza y también agradezco su eficacia, que viene en ayuda de los que, como yo, son miopes.

Subo con las monedas previamente separadas en el bolsillo y saludo al colectivero, que generalmente responde entre sorprendido y agradecido de que alguien reconozca que la máquina tiene un humano conductor. La ocupación de los asientos es errática, y de acuerdo a la densidad decido si esperar para encontrar un lugar o comenzar con la oración de parado. Si así lo decido, lo más probable es que permanezca de pie hasta el final del viaje.


Lo primero es abrir el libro, ajado por el uso propio y ajeno (ya lo recibí así de mi madre) y buscar en “La palabra al día” si este corresponde a alguna festividad o señala alguna memoria obligatoria. Si quiero llegar a tiempo, debo comenzar antes de cruzar Santa Fe, y al llegar a la curva del Village tendré que haber concluido con la Salmodia. La antífona del cántico evangélico será frente al gótico de ingeniería, las preces frente al otro, minúsculo, de San Agustín. En el Caballito Blanco lo más probable es que ya haya terminado, pero siempre hay que dejar un margen para imprevistos. Todo consume de 15 a 20 minutos.

Se establece una particular sincronía entre el ritmo de la oración y el espacio recorrido, que resulta por demás sugestivo. Es de tipo casi inconsciente, ya que esta se elabora no tanto a partir del sentido de la vista, sino a partir de la simple transmisión del movimiento. El bamboleo a derecha e izquierda, las bruscas paradas, la luz que ilumina más fuerte al atravesar una plaza o la obligada detención en un insobornable semáforo son las marcas que entregan su cadencia al rezo.

Si el tráfico detiene su marcha, produce que un salmo sea saboreado con más intensidad, ya que mi sentido interno me anuncia que aún queda tiempo hasta la próxima curva. Si en cambio una onda verde irrumpe como una ráfaga, las estrofas se sucederán veloces. Se mezclan, con armonía inesperada, las añejas palabras escritas en los antiguos desiertos de la Tierra Prometida con el férreo damero de la geografía porteña. Me sorprende cómo la realidad de aquellos judíos es a menudo tan cercana a la nuestra.

Sucedió hace pocos días que, por alguna razón desconocida, el colectivo debió cambiar su recorrido. Fija la mirada en mi libro, los versos comenzaron a fluir con torpeza. Molesto por esa sensación, levanté la vista y sorprendido me encontré en una ciudad desconocida, como si de repente hubiera despertado en La Plata o en Madrid. La imprevista desconexión entre la lectura y el diario paisaje conocido que constituye el fondo donde la primera se despliega, me produjo una violenta sensación de extrañeza.

Ahora entiendo más aquello que una vez leí en el más oscuro de los libros: “todos los ‘dondes’ son descubiertos e interpretados por el ‘ver en torno’", Heidegger irrumpe así entre mis salmos, lo cual quizás redima su pasado nazi.

Es la última curva muy cerrada, que desde Las Heras dobla en Ocampo. Me apuro a guardar el libro en la mochila y manoteo el timbre mientras pronuncio el final, que ya conozco de memoria: “El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna”.

Amén".-

3 comentarios:

Héctor dijo...

Una pluma inspirada me hizo sentir muy identificado con situaciones similares vividas. Agregaría la chica, universitaria probablemente, que espía sobre mi hombro: "¿Qué lee ese tipo? ¿Qué es ese libro tan raro, escrito en párrafos de dos renglones? El título dice "Salmo 138". ¡Ahhh!, es algo de Religión. ¿Será un Testigo de Jehová?".

La herida de Paris dijo...

Estoy conmovido por haber sido convocado, inconsultamente, a colaborar con Entretiempo. Es una alegría inesperada para mi compartir esas líneas con ustedes.
Un abrazo para todos.
Opi Mazzinghi.

Esteban dijo...

Gracias Opi. te nombramos en este acto colaborador ad honorem de este blog. La verdad es que resulta arduo actualizar esto diariamente, y no se pueden desperdiciar reflexiones tan útiles, escritas con pluma inspirada como dide Héctor. Muchas gracias.